El boxeo como deporte de contacto
tiene la primicia de: dañar y evitar ser dañado, llamado
también como la “dulce ciencia”, es
un deporte que si de algo ha carecido históricamente es precisamente de eso, de
ciencia. El objetivo máximo de un
boxeador durante un combate es propinarle a su rival un “Knock Out” que no
es otra cosa que una contusión cerebral…. Un artículo publicado en 2015 por The Physician and Sports Medicine presenta un
serio y destacado análisis en cuanto al daño cerebral ocasionado a los
boxeadores como el impacto acumulativo de golpes a la cabeza y los protocolos
que existen para tratar, monitorear y regresar a la actividad en las mejores
condiciones posibles, además de sugerir
medidas de prevención de lesiones cerebrales. Pretendo hacer un muy breve resumen
y análisis de este artículo para el público general amante de este bello
deporte, para mis colegas médicos, y principalmente, a nuestros admirados
valientes del cuadrilátero que todo lo dejan y exponen. En el enorme espectro
de un boxeador que gana una bolsa de millones de dólares a otro que busca la
forma de subsistir, la única condición sine
qua non que prevalece es la de dos seres humanos golpeándose uno a otro en
la dura soledad de un ring ante la mirada admirablemente expectante y morbosa
de los aficionados.
El K.O. no es otra cosa más que una contusión cerebral. |
Creo firmemente que los que
estamos alrededor de este deporte debemos y podemos aportar mucho más que un
grito de apoyo a nuestro “gallo” o una injuria al rival.
Hay una cifra demoledora: del 20
al 50% de ex boxeadores tienen síntomas de daño cerebral crónico permanente,
existe una amplia gama de desórdenes cerebrales a largo plazo, por citar algunos:
demencia pugilística, parkinsonismo postraumático, síndrome de demencia crónica
post contusión y encefalopatía traumática crónica, principalmente. En una
carrera promedio se reciben miles de golpes a la cabeza, el tipo
y la severidad del daño dependen del ángulo del impacto, la fuerza, el
movimiento de la cabeza, la relajación y fatiga de los músculos cervicales
cuando las peleas están muy avanzadas y el boxeador cansado, esto ocasiona
mayor aceleración rotacional y de traslación con cada golpe. Teniendo en cuenta
estos factores es comprensible la necesidad y responsabilidad de tomar medidas preventivas previas a los
combates y posterior a ellos, así como tomar la decisión de sugerir o
prescribir el retiro del deporte.
Existe mucha evidencia que documenta los daños neurológicos en deportes de contacto. |
Este artículo titulado:
“Determining brain fitness to fight: Has the time come?”, cita la declaración y consenso de la contusión
en el deporte, Consensus statement on concussion in sport, realizada en el 2012
en Suiza y que debe formar parte de la práctica cotidiana de todos los Médicos
relacionados con el deporte donde el riesgo de contusión cerebral es inminente.
Este trabajo marca claramente cómo debe manejarse la reincorporación gradual de
un deportista, independientemente de la disciplina que practique, que ha
sufrido una contusión cerebral, apegándose a estas recomendaciones podemos
tener un adecuado y seguro regreso a la actividad física y deportiva con un
margen amplio de seguridad para nuestros pacientes, y sobre todo, la prevención
de lesiones o daños cerebrales, o en el peor escenario la limitación del daño.
En el boxeo profesional después
de sufrir un KO o KOT, el peleador debe guardar un reposo total y suspensión de
actividad deportiva en un plazo de 30 hasta 180 días, esta variabilidad es
dependiendo de la comisión médica o atlética donde se haya realizado la pelea,
así como del país o del organismo de boxeo al que pertenezca el púgil.
Hasta aquí todo parece ser muy
claro, pero existe una situación real y problemática, que se convierte en un
verdadero factor de riesgo en el boxeo: los diferentes reglamentos y estatutos
de las comisiones de boxeo y lucha en México, en muchas de las cuales la
revisión médica se limita a un examen médico general previo a los combates, generalmente
realizados en el día del pesaje donde se realiza un monitoreo de los signos
vitales, reflejos pupilares, revisión de la cavidad oral, tórax y manos. No hay
un examen protocolizado y estandarizado a nivel nacional para las peleas de box
profesional en México, mucho menos una valoración neurológica íntegra que
vincule a una prohibición a pelear de forma preventiva, más lejos se encuentra una
batería de estudios de imagen, (tomografía o resonancia magnética), que
demuestren el estado actual del cerebro y que puedan orientar o sugerir daño
crónico, y en algunos casos, evidenciar cambios
estructurales que hagan riesgosa la práctica de un deporte de contacto. En caso
de existir una comisión que tenga un amplio y correcto protocolo de revisión
médica esto queda limitado a esa comisión, si un boxeador no es autorizado para
combatir como resultado de un minucioso examen neurológico, el peleador podrá
competir en algún otro estado sin cumplir estrictamente todos los estándares de
salud necesarios y subirá al ring. Este escenario es similar en Estados Unidos,
donde están las mejores bolsas y representan “las grandes ligas del boxeo
mundial”. Es de llamar la atención la
diferencia que existe en la regulación de estados “boxísticos” en el vecino
país del norte, entidades como California, Texas, Nevada, Nueva York o
Washington no comparten la batería de pruebas ni el rigor de las mismas para
otorgar una licencia de boxeo profesional. Tema de profundo análisis para otra
discusión.
El artículo al que hago
referencia recomienda tres principales acciones que pretenden incrementar la
seguridad y prevención de lesiones cerebrales crónicas: 1) Valoración
neurológica estandarizada, debiendo realizarse por un neurólogo o
neurocirujano, apoyados con estudios de imagen cerebral y con el uso de
evaluaciones que midan la función cognitiva del boxeador, esto lo más temprano
posible dentro de la carrera deportiva de los boxeadores y que permitan realizar
estudios en un futuro para comparar cambios a consecuencia de las lesiones
acumuladas o por KOT, KO. 2) Estudios de neuroimagen como protector de la salud
y seguridad del atleta. Hay imágenes que indican la existencia de lesiones
previas a la práctica del boxeo (malformaciones congénitas), con esta
información se pueden prevenir muchos eventos adversos. En el seguimiento de
los boxeadores si se realizan estos escaneos de forma frecuente y rutinaria pueden evidenciarse cambios del tejido cerebral ocasionados por la
acumulación de los impactos recibidos y proporciona una evidencia de lesión
cerebral ya instaurada en el peleador. 3) Identificar a boxeadores de alto
riesgo; son aquellos púgiles con elevado número de peleas por año, gran número
de rounds disputados y aquellos que tienen elevado número de derrotas por K.O., yo agregaría a esta identificación
de boxeadores de alto riesgo a púgiles ganadores que tengan un récord con pocas
peleas perdidas, inclusive invicto o con derrotas sin sufrir K.O., pero que han
sido sometidos a un castigo continuo como consecuencia de su estilo de boxeo o
deficiencias técnicas en la defensa, es decir boxeadores que reciben mucho
castigo. Esta identificación de los peleadores podría realizarse con una
adecuada y efectiva coordinación de las comisiones
de boxeo a nivel nacional para llevar un registro oportuno y real del récord de
cada boxeador. No debe sorprender al lector que hay boxeadores que tienen
muchas más peleas disputadas que las que declara su récord oficial, si éstas
son derrotas será mucho mejor que no se reflejen en el registro oficial que, al
final, es una herramienta para promover
a un boxeador.
Los estudios de imagen rutinarios pueden evidenciar tempranamente lesiones neurológicas. |
Siendo realistas, los cambios o
sugerencias que se han señalado no se
realizarán por las comisiones de boxeo de nuestro país. Los promotores y
managers hacen lo que creen necesario o conveniente, de acuerdo a sus propias
experiencias y a sus recursos, creo que es el mismo boxeador quien debe tomar
la responsabilidad total de este asunto.
¿En dónde entra el quehacer
médico en todo esto?. El médico de ring, ese mítico personaje por todos
conocidos, es un profesional que dedica su tiempo dando este servicio
principalmente desde el pesaje hasta el fin de la función boxística, son
admirables los conocimientos que estos galenos tienen en la identificación de
las múltiples y variadas lesiones y condiciones médicas que arroja una cartelera
de boxeo. Pero también históricamente su función se limita a esos agridulces y
sangrientos momentos de gloria y derrota. Estos profesionales pertenecen a las
comisiones médicas de boxeo y lucha y generalmente no acompañan a los
boxeadores en el tránsito que transcurre entre el fin de la pelea y el inicio
de la siguiente, lapso que puede ir de días hasta meses.
Es preciso decir que en esta laguna
toma relevancia la función del Médico del Deporte dentro del equipo de
trabajo de un boxeador amateur y profesional de forma permanente, que monitoree y controle las intervenciones necesarias
para observar el progreso y salud del deportista, así como para identificar
rápidamente un deterioro y limitar el daño. Estas acciones las realizará en
todo el trayecto entre pelea y pelea, día a día, con seguimiento en los
entrenamientos y campamentos hasta el sitio sagrado y último recóndito donde
este podrá estar al lado de su boxeador: la esquina.
El médico del deporte debe
planificar junto con el equipo de trabajo las visitas a las revisiones
neurológicas como un elemento más de las actividades pre competencia que
rutinariamente se deben realizar, recordemos: electrocardiograma en reposo,
ecocardiografía, pruebas de ergometría, tratamiento fisioterapéutico y médico
de las lesiones que se presenten, control médico del entrenamiento deportivo,
el legendario y problemático control de peso, entre muchas más.
No puedo dejar de imaginarme el
ideal de ver un boxeador mexicano, (ya de por sí un gran espectáculo), con un
verdadero maestro de boxeo como dupla principal y única, apoyados estrechamente
por un preparador físico y la medicina del deporte, ¿Qué podríamos obtener?,
una carrera boxística más larga, segura, probablemente con menos lesiones y al
terminar ésta, un ex boxeador física y mentalmente íntegro y lúcido que pueda
disfrutar y recordar las glorias del pasado, disfrutando sus derrotas,
sufriendo los innegables efectos negativos de la fama y la victoria, pero con
toda la capacidad mental y cognitiva de poder hacerlo. Todos tienen el derecho
de verse sanos y enteros como Julio César Chávez con acertados disparates como
balas perdidas ó Ricardo “El Finito López”, haciendo alarde de mucha materia gris en sus
alocuciones.
Invito sinceramente a los
boxeadores a que consideren este mensaje y tomen un rol más activo en su propio
cuidado a mediano y largo plazo.
Miguel Angel Nazul Aké Montiel
Especialista en Medicina del
Deporte.
Referencias:
1. T. Seifert
et al. Determining brain fitness to fight: Has the time come? Phys Sportsmed, 2015; Early Online:1–8
2. McCrory P, Meeuwisse W,
Aubrey M, Cantu R, Dvorak J,Echemendia RJ, et al. Consensus statement on
concussion in sport: the 4th International Conference on Concussion in Sport
held inZurich, November 2012. Br J Sports Med 2013;47:250–8